lunes, 30 de abril de 2018

Un tal dìa como hoy de 1978, Kempes marcó ante el Betis su primer triplete como valencianista





Kempes marcó ante el Betis su primer triplete como valencianista y llegó a 28 goles en Liga.

por PACO LLORET (@pacolloret_)

La remodelación del campo consistía en un desdoblamiento de la grada  preferente numerada y las de ambos fondos. La tribuna y el anfiteatro se  mantenían con la misma estructura pero se suprimían las clásicas sillas  artesanales que tanto llamaban la atención de los foráneos y se  sustituían por las butacas de plástico. El Mundial que España iba a  organizar cuatro años después fue el pretexto para emprender con sobrada  antelación los trabajos que se desarrollaron en apenas tres meses y que  permitieron en agosto la celebración del trofeo Valencia-Naranja. Las  butacas de plástico se habían puesto de moda, eran un símbolo de  comodidad más acorde con los nuevos tiempos. Se aprovechó también para  mejorar los accesos de los espectadores a sus localidades. Los angostos  vomitorios de los sectores más bajos fueron ampliados. Una necesidad que  evitaba las colas y las aglomeraciones. Sin embargo, Mestalla perdió el  encanto de su imagen clásica, la de esa grada vertical cuyo inverosímil  ángulo de inclinación convertía al feudo valencianista en un escenario  que impactaba por un diseño único.

El  Valencia intentó que el encuentro frente al Real Betis se adelantara a  la noche del sábado y se jugara con el tradicional horario de las diez y  media porque consideraba que la afluencia de espectadores sería  superior al coincidir la fecha en el puente festivo del 1 de mayo. A lo  largo de ese ejercicio, más de la mitad de los partidos ligueros  celebrados en Mestalla fueron nocturnos. Por entonces los clubes  disponían de la facultad de elegir la hora de inicio de los encuentros.  La Federación Española de Fútbol determinó que todos los partidos debían  disputarse el domingo a las cinco de la tarde puesto que en los nueve  campos de primera división había objetivos por decidir y trató de evitar  suspicacias. Sin embargo, una semana después, algunos equipos que se  enfrentaban entre sí y a los que beneficiaba el empate escenificaran el  consabido tongo que les libraba a ambos de perder la categoría en  perjuicio de terceros.


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