lunes, 31 de agosto de 2015

Mario Alberto Kempes #elMatador #NoDigaGolDigaKempes


"A los grandes del fútbol nunca los alcanza el olvido"


Kempes y El Titan Martin Palermo


Mario Kempes, Jose Ramon y Hugo Sanchez.


Raúl y Mario Kempes


Quique Wolff, Palermo,Bermudez,Kempes , Ortega y Sorín 

sábado, 29 de agosto de 2015

Eliminatorias Mundial Alemania 1974


SELECCIONADO FANTASMA 1973. 
Néstor Chirdo,Rubén Glaria,Rubén Galvan,Daniel Tagliani,Matildo Ubaldo Fillol y Osvaldo Cortez. Alfredo Ramón Fornari,Marcelo Antonio Trobbiani,Mario Alberto Kempes,Aldo Pedro Poy y Juan Ramón Rocha. D.T. Prof. Miguel Ubaldo Ignomiriello (Argentino)



SELECCIONADO ARGENTINO 1973 
Angel Hugo Bargas,Rubén Glaria,Daniel Tagliani,Daniel Carnevali,Osvaldo Cortez y Roberto Telch. Ramón Alfredo Fornari,Rubén Galvan,Rubén Hugo Ayala,Mario Alberto Kempes y Aldo Pedro Poy. D.T. Prof. José Omar Sivori (Argentino)

viernes, 28 de agosto de 2015

A 20 años de Mario Alberto Kempes en Chile


A 20 años de Mario Alberto Kempes 

Fue en agosto de 1995 cuando A. F. Vial dio el golpe: sacó a Kempes del retiro y lo trajo al ascenso chileno. El anecdótico paso del Matador en el club ferroviario pasó a la historia. Aquí, él mismo recuerda aquel episodio.



Era sábado y en Concepción había un día soleado, escasos en agosto, invitaba a todos al estadio. Había expectación. Durante la semana las conversaciones en restoranes y hogares giraron en torno a esa tarde; la prensa penquista, chilena y mundial también estaba atenta: Mario Alberto Kempes, a los 42 años, retornaría al fútbol profesional. 

Faltaban 30 minutos para las 16.00, horario en que Arturo Fernández Vial recibía a Rangers por la primera fecha de la segunda rueda del torneo de Segunda División, y 4.500 personas coreaban eufóricas Matador, la canción de Los Fabulosos Cadillacs. En eso estaban cuando se dieron cuenta de que, en el Block J del Municipal de Concepción, chaqueta de cuero negra y cigarrillo en mano, permanecía el astro, saludando a quien se lo pidiese. Pero no jugó. El pase del campeón del mundo no había llegado.

 “¡¿Han pasado 20 ya?! Puchas que estoy viejo”. Quien habla es Luis Chavarría, zaguero de aquel Vial ’95. “Cuando me dijeron que venía Kempes, no podía creerlo y sólo lo hice el mismo día en que el profesor (Pedro Olivera) nos lo presentó en el camarín”, recuerda. La sola impresión por la contratación motivó al plantel, que aquella tarde venció al entonces líder por 2-1. 

Su debut en el club fue una semana más tarde. Ante Arica, en Collao, el 26 de agosto, el público se deleitó al ver la clase con que golpeaba el balón. No convirtió ese día, pero fue decisivo. Sus pelotas detenidas eran de temer y casi convierte un gol olímpico, que sólo el travesaño le negó, aunque más tarde (45’) Paniagua aprovechó un nuevo córner del ‘10’ para anotar el único tanto del partido. 

Con una victoria y con él como protagonista comenzaron sus últimos pasos en el profesionalismo. Y es curioso, porque el goleador de Argentina ’78 pudo hacerlo en Rosario Central, el club que lo hizo grande y al que le juró amor eterno, o River o algún equipo de Europa, pero no; lo hizo en el humilde Arturo Fernández Vial. 

Todo se gestó así, según narró Olivera al diario El Sur en 2003: “Había ido a buscar a otro jugador a Mendoza y sentado en un café salió el tema. Con Mario me une una amistad grande, él creía que lo estaba jodiendo y terminó acá... Fue una linda experiencia, tanto para el plantel como para la ciudad”. 

Vial ansiaba retornar a la serie de honor y necesitaba costear un plantel competitivo. Buscó durante julio y agosto algún volante creativo y al final apareció él. Su única ocupación era su escuela de fútbol en Mendoza y, pese a la inactividad, estaba en forma. Así, una simple broma pasó a ser un golpe total. Kempes ganaría cinco mil dólares por partido, que se pagarían solos gracias al público que empezó a seguir a los aurinegros (pasó de 800 a cuatro mil). Jugaría sólo de local y entrenaría jueves y viernes. “Al final se pasaba la semana entera con nosotros”, narra Chavarría. 

Desde Miami, donde trabaja como comentarista para ESPN, Kempes se alegra al recibir el llamado de La Tercera. “Fue una época donde yo estaba retirado y tuve la suerte de poder jugar en Fernández Vial y realmente creo que lo hicimos bien. Lo intentamos, no llegamos a jugar el hexagonal, pero estuvimos cerquita. Fue muy lindo”, confiesa. 

Así recuerda la voz de los juegos de video FIFA 2014 y 2015: “Estaba en Mendoza trabajando en la escuela de fútbol y vino el entrenador (Olivera) y me sorprendió. Era temprano, estaba medio dormido, nos tomamos un café y hablamos. Le dije en qué condiciones físicas estaba, porque ya había dejado de jugar; entrenaba, pero no es lo mismo practicar con veteranos que con gente joven (…). El acuerdo era que jugaría sólo de local, pero duró un solo partido. Jugar en casa o de visitante era lo mismo. Nos divertíamos y no hubo ningún problema”. 

Amante del asado, apenas llegó al club se adueñó de la parrilla de calle Progreso, en Chiguayante. “Le encantaba el costillar de vacuno, sus cigarros Marlboro que traía de Argentina y el vino con soda. Llegaba los jueves y era tradición su asado. Él se rajaba. Yo, como buen huaso, lo ayudaba con la carne”, comenta el Chiqui, también ex defensor de la Selección, la U y Deportes Concepción. “Era muy humilde”, continúa, “Cocinaba y nos servía, de tú a tú, nunca nos sacó en cara su trayectoria y siempre nos aconsejaba. Nos enseñó a esforzarnos por los sueños y por ser grandes”. 

Kempes, alcanzó a jugar por Vial sólo 11 partidos y anotó cinco goles, todos a balón parado, pero eso bastó para que pasara a la historia como el astro que remeció el Ascenso. “Fue una época muy linda. No llegamos a clasificar, pero lo pasábamos muy bien”, asegura el ex Valencia y River Plate. 

Este paso lo elevó a ídolo de los ferroviarios, que ahora se debaten entre el profesionalismo y el amateurismo. “Es muy triste, pero qué se le puede hacer. Es lamentable, porque es un club histórico y que tenga que sufrir estos percances. Pero la historia es una”. Y claro, Mario, la historia es una y dice que el segundo semestre del ’95 un crack tomó sus zapatos, cruzó la cordillera y eligió dar sus últimos disparos en Concepción.

www.latercera.com
Ignacio Leal C.

Mario Kempes: Ha sido internacional con la Selección de fútbol de Argentina entre los años 1973 y 1982


Ha sido internacional con la Selección de fútbol de Argentina entre los años 1973 y 1982 con 43 presencias y 20 goles marcados. Fue el máximo goleador del seleccionado argentino campeón de la Copa Mundial de Fútbol de 1978 con 6 goles, marcando 2 en la final ante Holanda y proclamándose así campeón del mundo y recibiendo la Bota de Oro del Mundial '78.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Foto poco vista del debut de Mario Kempes en River


Foto poco vista del debut de Mario Kempes en River. 
 Gentileza de Eduardo Bolaños @Edu_sport

lunes, 24 de agosto de 2015

El periodista radial argentino, José María Muñoz, le colocó el mote de "El Matador".


El periodista radial argentino, José María Muñoz, le colocó el mote de "El Matador".

domingo, 23 de agosto de 2015

El testigo del gol: Villa y mario Kempes, un encuentro Mágico en NY






Ayer fue un día muy especial para Paco Alcácer. El delantero valencianista recibía en Nueva York la noticia de su regreso a la selección española para los partidos ante Costa Rica y Bielorrusia. Pero también lo fue por el encuentro que tuvo con dos leyendas del valencianismo. Muchos niños soñarán hoy en día con ser Paco Alcácer algún día. Pero él ayer se encontró con dos jugadores a los que intentaba imitar en cada partido desde pequeño. A Mario Alberto Kempes (146 goles en 247 partidos repartidos en siete temporadas) no lo vio jugar. Pero conoce de sobra que ha sido uno de los grandes delanteros de la historia del fútbol. El Matador tiene un cariño especial por Alcácer, al que sigue y hasta anima en los programas de la cadena de televisión ESPN: «Es un gran delantero, lo está demostrando. Pasó un bajón normal de goleador, que lo pasan todos, pero volvió con mucha fuerza y en general la temporada ha sido muy buena».


A David Villa (126 goles en 197 partidos, en cinco temporadas) sí que lo ha visto y hasta ha tenido oportunidad de encontrarse con él en la Ciudad Deportiva de Paterna, cuando el Guaje la rompía en el equipo y él iba progresando en la escuela del Valencia. «Paco tiene 21 años y ya lleva dos temporadas en Primera marcando goles importantes. En este momento no le veo techo. Tiene mucha intuición, un primer remate y unos movimientos que lo hacen letal en el área. Seguro que dará muchas tardes de gloria al Valencia», explicaba Villa. 

Si el Valencia logra meterse en la Liga de Campeones tras la ronda previa de agosto, el último gol de Alcácer en Almería valdrá su peso en oro. Eso cree, al menos, Kempes: «Fue un gran gol, no de delantero centro, sino de los de fabricárselo. Fue a buscar el error del defensa, se fue por velocidad y definió como sabe. Paco destaca por sus demarques y primer toque, pero sabe hacer de todo». 

Después de dos temporadas completas en el Valencia -aunque no con continuidad- a sus 21 años tiene números de crack (27 goles en 73 partidos oficiales). El delantero valenciano se ha consagrado esta temporada en el primer equipo, a pesar de la competencia que ha tenido en Álvaro Negredo. 

El delantero internacional ha ido quemando etapas a mucha velocidad en el Valencia. «¿Qué puedo decir de Kempes y de Villa?. Dos de los mejores delanteros de la historia del Valencia. Tuve la suerte de compartir algún entrenamiento con Villa cuando yo era juvenil. No me lo podía creer. De Kempes sabemos lo que hizo en Valencia y con su selección. He visto las cosas que hizo en vídeos y es uno de los más grandes. Ojalá pueda parecerme a ellos». Alcácer se lleva de este viaje la experiencia de haberse visto con El Guaje y el Matador. Un lujo 

Fernando Álvarez - 27/05/15
Fuente: El testigo del gol - MARCA.com

sábado, 22 de agosto de 2015

Mario Alberto Kempes: Volvió a Argentina en marzo de 1981, al River Plate







 Volvió a Argentina en marzo de 1981, al River Plate por 300 millones de pesetas. Con el club de Núñez, obtuvo el Campeonato Nacional de 1981, en donde Kempes anotó un decisivo gol en la final, jugada ante Ferro Carril Oeste

Revista TodoDeportes: No diga gol, diga Mario Kempes


Mario Alberto Kempes fue el adelantado a su época. Se convirtió en el traspaso más  caro entre clubes argentinos y  en el líder de la primera  Argentina campeona del Mundo.  Nunca presumió de eso.



CONRADO VALLE
Mario Alberto Kempes  cuesta encon trarle su sitio  en el olimpo  del futbol. Está como en zona  de nadie entre los legendarios  de este deporte.

Para muchos,  su lugar está en un escalón  intermedio entre los Pelé, Di  Stéfano, Cruyff, Maradona y  el resto de grandes de la his toria de este deporte. Su alma  gemela en este sentido pu diera ser Eusebio, aunque los  acérrimos de Marito, como lo  conocían de niño, siempre po drán decir que a diferencia  del portugués, su ídolo ganó  un mundial. Alguno de sus  fanáticos incluso iría más allá  y diría que fue Kempes quien  hizo ganar a Argentina su pri mer mundial, como Marado na su segundo.
Posiblemente las genera ciones que no lo vieron jugar  conozcan a otras leyendas  más que a Kempes. Al menos  aquellos aficionados que no  lo son del Valencia, porque  para la mayoría de los va lencianistas no hay otro más  grande en la historia que el  Matador. Sin embargo, la IF FHS lo catalogó como el sexto  mejor futbolista argentino del  siglo XX. Quizás ese reco nocimiento menor hacia su  figura se deba precisamente a  que en Europa solo amó al  Valencia, y en el ocaso de su  carrera deambuló por Hér cules, First Vienna, Saint Pols ten y Kremser.
Seguramente  también pudiera tener algo  que ver el hecho de que  nunca  tuvo el ego que envuelve a los  futbolistas en general y a las  estrellas, en particular.
César Luis Menotti, el se leccionador de Argentina en  1978, escribía en la biografía  de Kempes lo siguiente: “Re cuerdo que en medio de la  locura de los festejos me dijo:  ‘Gracias por llamarme, César.  Esto se lo debo a usted’. No  podía creer que él me es tuviera agradecido a mí”.
Otro  ejemplo de su forma de ser: el  día después de ese agrade cimiento a Menotti, apenas 24  horas después de ser el autor  de dos de los tres goles de  Argentina a Holanda en el  Monumental de Buenos Ai res, Kempes viajaba de re greso hacia su querida Bell  Ville, en el coche, con sus  padres, como quien vuelve a  casa tras haber pasado unas  vacaciones en la playa. In cluso a punto estuvo de dar  media vuelta y volverse por  donde había llegado, y todo  por un ataque de timidez que  le entró cuando se enteró de  que en su localidad natal lo  esperaban multitud de veci nos en las calles y un camión  de bomberos a la entrada, pa ra pasearlo por la ciudad co mo héroe nacional.
Kempes fue un futbolista  que marcó un antes y un des pués en el futbol argentino.  Pero su figura también quedó  en parte eclipsada porque a la  par que su ciclo enfilaba la  recta final, emergía con fuer za la de otro compatriota suyo  que, en su caso, iría más allá y  alteró el orden del futbol  mundial: Diego Armando Ma radona. Ambos compartieron  vestuario en la selección  —Maradona, de hecho, fue  uno de los tres últimos des cartes que Menotti hizo de  cara al Mundial de 1978, y  después coincidieron en el de  España de 1982—. Fueron,  además, rivales en cinco clásicos entre Boca y River Plate.  Aquello sucedió en 1981 y la  sola presencia de ambos en el  torneo Argentino animó la  competición. 
Maradona marcó más go les en esos cinco enfrenta mientos que el Matador  —cinco por tres—, aunque  Kempes ganó un partido más.  Entre ambos siempre hubo  química. Maradona respetaba  la figura de su antecesor, por  ser el ídolo de la patria   hasta  que él llevó a Argentina a  ganar el Mundial de México  en 1986. Además se entendían  en lo personal. Cuenta Kem pes en sus memorias que a los  pocos días de haber llegado a  Buenos Aires, tras haber fi chado por River luego de su  primera etapa en el Valencia,  Maradona lo recogió en el  hotel donde quedó hospeda do y se los llevó a él y su  familia a comer a su casa.     
Kempes nació un 15 de julio  de 1954. Lo hizo en Bell Ville y  su labor durante parte de su  vida fue la de hacer goles.  Ahora los narra y comenta en  la cadena ESPN. Entre medias  probó fortuna, sin éxito, como  entrenador en parajes tan  exóticos como impropios pa ra su personaje  como el Pelita  Jaya de Yakarta, el Lushnja de  Albania, el Mineros de Ve nezuela o los bolivianos del  The Strongest y el Blooming.  Incluso hizo sus pinitos en el  futsala, en el Autocares Luz de  Valencia. Pero si por algo será  recordado es por lo que hizo  con un balón en los pies con el  dorsal 10 en la espalda.
Durante 19 años como pro fesional militó en nueve clu bes —tres de Argentina: Cen tral de Córdoba, Rosario Cen tral y River Plate; cinco en  Europa: Valencia, Hércules,  First Vienna, St. Polsten y  Kremser; y uno en Chile: seis  meses en el Arturo Vidal de  Segunda División, donde col gó definitivamente las bo tas—. En 555 partidos oficiales  anotó 307 goles. A ellos hay  que sumar los 20 que anotó en  los 43 encuentros que disputó  durante sus nueve años como  internacional de Argentina,  llegando a disputar tres mun diales —Alemania 1974, Ar gentina 1978 y España 1982—. 
Seis de esos goles con la  Albiceleste los celebró en el  torneo de 1978, en el que,  además de proclamarse Cam peón del Mundo, fue nom brado Mejor Jugador y Bota  de Oro. Si en su casa no tiene  Kempes un Balón de Oro es  porque por aquel entonces  France Football solo los en tregaba a los nacidos en Eu ropa. Lo que sí tiene  son tres  títulos con el Valencia —Copa  del Rey, Recopa de Europa y  Supercopa de Europa—, dos  galardones de máximo golea dor de la liga española —con  24 goles en la 76-77 y 28 en  77-78— y un Campeonato Na cional que se adjudicó en 1981  con el River Plate, que en trenaba Alfredo Di Stéfano, al  que ya conocía Kempes de su  anterior etapa en el Valencia.
Delantero corpulento 
Incluso era propenso a en gordar, por lo que cuidaba, y  mucho, su alimentación. Ben dita mano la de su madre,  Eglis, con los pucheros, a la  que el Valencia se encomendó  para que alimentara a su hijo  como solo ella sabía hacer  durante sus primeros años  por Mestalla. La fotografía de  Kempes va asociada a su fron dosa melena  al viento, mien tras corría cual tren de mer cancías superando a cuantos  rivales se le pusieran por de lante. Así marcó uno de sus  dos goles contra Holanda en  la final del Mundial, cabal gando entre defensas hasta  poder rematar a Jongbloed y  zafándose casi a empujones  de Suurbier y Poortvliet para  poder enviar a la red el balón  con los tacos. Así anotó tam bién uno de sus dos goles con  el Valencia en la final de Copa  del Rey de 1979 contra el Real  Madrid, en el Manzanares,  arrollando a San José y Del  Bosque y fusilando a García  Ramón. 
Kempes era un futbolista  de talento y furia. De potencia  y precisión. Pelé lo definió  como “un jugador de toda la  cancha. Tiene esa increíble  energía que lo hace estar de fendiendo en un determinado  momento y de pronto colo carse en posición de hacer  goles, empujado por su in saciable apetito de red”. Pre cisamente por su mayúscula  fuerza trataron de atacarlo. En  la prensa de Brasil, en los días  previos a la semifinal ante  Argentina de 1978, se le llegó a  difamar con una nunca de mostrada adicción a los es timulantes. “¿En qué se con vertiría el futbol mundial si de  pronto, y a raíz de ese talento,  lo acusamos de tomar dro gas?”. Las palabras en defensa  suya no son de ningún com patriota. Fueron dichas por el  propio Pelé. 
Kempes era también un  maniático de costumbres. Ri tuales en la preparación de los  partidos que fue acumulando  con los años y repitiendo una  y otra vez. Por ejemplo, el de  afeitarse el bigote dos horas  antes de cada partido. Todo  comenzó cuando en la previa  de  Argentina frente a Polonia,  de la primera fase del Mundial  de 1978, tras tres partidos en  los que el Matador no había  visto puerta, Menotti se acer có y, tras haberle insistido  antes el Tolo Gallego y Pas sarella, le dijo: “Mario, aféi tese, a ver si cambia su suer te”. Así lo hizo y así sucedió. 
También hay un origen de la  cinta adhesiva blanca que  siempre se colocaba debajo  de la rodilla derecha antes de  salir a jugar. Fue en un partido  en Mestalla, contra el Rayo  Vallecano, de la temporada  1977-1978. Kempes estaba ju gándose el Trofeo Pichichi  con Santillana. Ese día notó  un pinchazo en la articulación  y fue atendido por los doc tores. Como remedio de ur gencia le colocaron una cinta  adhesiva blanca.
Volvió al  campo y anotó cuatro goles,  con lo que superó en la tabla  al delantero del Real Madrid.    
Marito pudo haber sido  carpintero, como su padre, co mo Mario Alberto haber ini ciado su carrera en la base de  Newell’s Old Boys, pero   se  empeñó en ser futbolista, co mo también lo había sido su  progenitor, y este se negó a  que se fuera tan lejos de Bell  Ville cuando era joven y prefirió que probara en el Ins tituto Atlético Central Cór doba, para que al menos pu diera dormir cada noche en  casa. Su forma de recalar en el  que era su primer club grande  también evidencia su perso nalidad. Digamos que fue a  pasar una prueba con carta de  recomendación. Cuando llegó  y el entrenador le preguntó su  nombre,  respondió: “Mario  Aguilera”. “¿Usted no conoce  a un tal Kempes, que también  viene de Bell Ville y dicen que  es muy bueno?”. “No, no lo  conozco”. Cinco goles en cua tro partidos le sirvieron para  que en una semana firmara su  primer contrato. 
La rentabilidad que Insti tuto le sacó a su fichaje queda  fuera de toda duda, al recor dar que solo una temporada  después fue traspasado a Ro sario Central por US$160 mil,  convirtiéndose en ese instan te en el traspaso más caro en  el mercado argentino y él, con  solo 19 años, en el futbolista  mejor pagado. Tampoco en  Rosario les salió mal el ne gocio. Dos años después, el  Valencia abonó US$600 mil   y  rompió de nuevo los registros  de traspasos en Argentina.  Los pagó, eso sí, antes del  plebiscito para decidir entre  todos los socios de Rosario  Central si le vendían; mil 199  votaron y 967 aceptaron. 
Kempes llegó al Valencia  gracias a los recortes de es tadísticas de la Revista Grá fico, que ojeaba cada semana  Bernardino Pérez, Pasieguito.  Al entonces director depor tivo le llamaron poderosa mente la atención los regis tros goleadores del delantero  de Rosario Central. No había  como ahora la facilidad de ver  futbol a todas horas por la  televisión, y Pasieguito se  apersonó en Rosario para ver  durante dos semanas entrenar  y jugar a Kempes, a quien ya  por aquel entonces se le co nocía  con el apodo del Matador, que le puso el  periodista  José María Muñoz,  durante la narración de un gol  suyo a Boca Juniors y que hoy  es una marca registrada. So bra decir que Pasieguito no  lo  pensó dos veces. 
Kempes fue, y aún  lo es, el  futbolista más grande del Va lencia. Su presencia en Mestalla significó para la entidad  un salto cualitativo y, sobre  todo, su auténtica internacio nalización. El Valencia era  desde hacía décadas un club  laureado e histórico en Es paña, pero, más allá de que  tuviera en sus vitrinas dos  Copas de Ferias, gracias a la  figura del Matador fue cuan do de verdad abrió fronteras.  A fin de cuentas, en el Va lencia jugaba quien en esos  instantes era el mejor jugador  de futbol del mundo.
Con Kempes, además, ganó  el título más prestigioso que  tiene el club a nivel conti nental: la Recopa de Europa  de 1980. Final en la que, por  cierto, demostró su condición  de jugador de equipo y pre cisamente a raíz de ese en cuentro arrancó su particular  calvario con las lesiones. Por que Kempes no estaba en ple nas condiciones como para  participar, tenía la rodilla in flamada y fue duda hasta úl tima hora. De hecho, apenas  tocó la bola durante los 90  minutos  y la prórroga, y hasta  falló su lanzamiento, el pri mero, en la tanda de penaltis.  Pero Di Stéfano habló con él  antes de la final y le pidió que  jugara. Le vino a decir que con  solo saber que Kempes estaba  enfrente suyo los defensores  del Arsenal le prestarían es pecial atención y dejarían li bre de marca a otro com pañero. Y eso hizo todo un  campeón del mundo, sacri ficarse por el equipo. 
Kempes sirve como para digma de la exigencia de Mes talla, y a la vez  de su entrega  hacia aquellos futbolistas que  dan todo lo que tienen por su  Valencia. Como recuerdan los  que estuvieron en aquel Tro feo Naranja de 1976, en el que  Kempes se presentó en so ciedad: “Si Mestalla se le silbó   a Don Mario Alberto Kempes  en su primer partido con el  Valencia, ¿qué jugador puede  pensar que está libre de no ser  silbado?”. Porque eso sucedió,  sí. Kempes fue silbado apenas  aterrizado en España.  
Aquella noche el Matador  no estuvo precisamente fino  contra el CSKA. En realidad  fueron unos días estresantes y  que tuvieron la guinda con  aquel mal partido. Largo viaje  desde Argentina a Madrid, del  frío invierno al caluroso ve rano con solo bajar de un  avión, y hasta un susto se  llevó durante la revisión mé dica. En las radiografías apa recieron unas manchas ne gras en el estómago, que fi nalmente resultaron ser per digones que había ingerido en  un restaurante de Motilla de  Palancar junto a unas sucu lentas codornices en escabeche. 
Dicho todo ello, no es de  extrañar que ante el CSKA  fallara cinco claras ocasiones  de gol y hasta lanzara fuera un  penalti. Pero tales argumen tos exculpatorios no impidie ron que el presidente Ramos  Costa escuchara cómo desde  la grada llamaban “burro” al  que era su fichaje estrella y  que él mismo buscara en el  palco  a Pasieguito con mirada  de ‘¿qué me has traído?’. En tonces el secretario técnico  no dijo nada. Hoy bien podría  decir que trajo al mejor fut bolista de la historia del Va lencia.

viernes, 21 de agosto de 2015

Mario Alberto Kempes en Kremser SC (Austria)


Kremser SC Flag  Austria 1990 - 1992

jueves, 20 de agosto de 2015

Che Mario , que bueno que viniste: Kempes ídolo indiscutido en @valenciacf


fuente: www.somosche.com
http://www.somosche.com/aficionados/nachofra

Mario Kempes por Vicente Gorgues (www.levante-emv.com)

VICENTE GORGUES Hace algunos años, gracias a la intermediación de un amigo común, tuve la enorme fortuna de conocer a Mario Kempes. Para quien escribe eran tiempos muy difíciles, mi madre aquejada de demencia senil se iba consumiendo poco a poco en su ancianidad. Sonó el teléfono, al otro lado, un amigo: escucha, que si no tienes nada que hacer después de comer Mario te invita a tomar un café. Era verano, Kempes pasaba unos días de vacaciones en un chalet del Plantío. La llamada me entusiasmó. Sin saber si me entendería, le dije a mi madre que Kempes me invitaba a tomar un café. Ella sonrió y dijo: vete, vete, que es muy amigo tuyo. En su enturbiada memoria, ella, al igual que muchos valencianistas, le tenía un cariño especial. 

Mario me recibió cordialmente, se mostró como alguien sencillo, cercano y afable. En todo momento estuvo pendiente de que no me faltara de nada. Se produjo el extraño encuentro entre el fan y su ídolo. Ambos con más años, con el tiempo ya a cuestas. Mario, un comentarista de la cadena estadounidense ESPN. El adolescente forofo que lo idolatró, un humilde profesor. En la cercanía transmite humanidad y sentido del humor. Es un tipo que le quita hierro a las cosas. Todos pudimos escuchar con la simpleza que explicó a una radio argentina, horas antes de ser operado del corazón, que llegó para un preoperatorio de cadera y le iban a practicar una complicada operación cardíaca. A muchos valencianistas se nos heló el corazón al enterarnos. Su corazón aguantó, no se sabe cómo, quizás por el cariño que le dieron los valencianistas que nunca le pitamos, algo que no pueden decir todos. 

Kempes llegó a España en 1976, repleto de goles argentinos. Muchos no lo conocíamos. Estuvo a punto de no pasar la revisión médica, pues llevaba dos perdigones en el cuerpo fruto de unas perdices que había tomado en la comida viniendo por la fatídica carretera de Madrid. Cuando él llegó, la canción de moda en aquella España tan diferente a la actual era «La Ramona», de Fernando Esteso. Adolfo Suarez, otro desconocido para la mayoría, acababa de ser nombrado presidente del Gobierno. En sus primeros partidos se le tildó de petardo. Sus inicios, como los de nuestro añorado presidente, fueron difíciles aunque pronto se fue ganando a la gente al ritmo de los goles que marcaba. Adquirió fama, popularidad, fue Pichichi dos temporadas en España, ganó la Copa del Rey del 79, siempre con la señera por montera. En la capital de España nunca le perdonarán que no fichara por el Real Madrid y en Barcelona que hiciera sombra a Johan Cruyff. Pero los zarpazos del destino se llevaron por delante lo que creíamos duradero e ilusionante, problemas con su clavícula comenzaron a mermarlo físicamente. La estrella se empezó a apagar a base de patadas y juego sucio. 

Como decía Hurace Greely, periodista norteamericano del siglo XIX, la fama es un efluvio; la popularidad, un accidente; las riquezas, efímeras. Sólo una cosa perdura; el carácter. El carácter de Kempes celebrando los goles con sus compañeros, sin las excentricidades actuales, con los brazos levantados y la melena al aire. El carácter humilde de quien le quitaba importancia a las cosas. Tanto, que el primer año que consiguió ser Pichichi se enteró en el campo porque un compañero fue a felicitarlo, él no tenía ni idea. 

Sería bueno que Kempes forme parte de nuestro escudo para siempre y así pueda ejercer de abuelo cerca de sus nietos valencianos. La fama desaparece pero el agradecimiento es eterno a un jugador que se siente orgulloso de su pasado como valencianista.


 por Vicente Gorgues (www.levante-emv.com)
www.levante-emv.com/opinion/2015/08/08/mario-kempes/1300291.html

miércoles, 19 de agosto de 2015

Mario Alberto Kempes: El mejor jugador del mundo 1978


Bota de Oro de la Copa Mundial de la FIFA 1978 
Futbolista sudamericano del año 1978 
Futbolista Argentino del Año 1978



internacional con la Selección de fútbol de Argentina entre los años 1973 y 1982 con 43 presencias y 20 goles marcados. 
Fue el máximo goleador del seleccionado argentino campeón de la Copa Mundial de Fútbol de 1978 con 6 goles, marcando 2 en la final ante Holanda y proclamándose así campeón del mundo y recibiendo la Bota de Oro del Mundial '78., Kempes como el “gran impulsor del fútbol argentino”. 

El jugador cordobés no sólo es recordado por sus goles, sino también por el juego limpio: en toda su carrera en la Selección nunca recibió una tarjeta roja. 


Elegido el 6º Mejor Jugador Argentino del Siglo XX por IFFHS

martes, 18 de agosto de 2015

World Football Legends: M. KEMPES


World Football Legends: M. KEMPES


Mario Alberto Kempes #elMatador #NoDigaGolDigaKempes


"A los grandes del fútbol nunca los alcanza el olvido"

Argentina - Brasil | Mundial 1978 | Rosario (Argentina)



Copa del Mundo de 1978:Argentina-Brasil narración em português

lunes, 17 de agosto de 2015

sábado, 15 de agosto de 2015

Plantilla Valencia CF para la temporada 83-84 en el día de la presentación.


Plantilla Valencia CF para la temporada 83-84 en el día de la presentación.

Kempes,105 goles en dos temporadas en Rosario Central


Rosario se dio el gusto de recuperar al ídolo de Central.



 Sábado, 13 de septiembre de 2008

Para algunos de los presentes, se trataba del agasajado a un ídolo al cual conocieron por números:105 goles en dos temporadas. Los de más trayectoria en eso de militar por las tribunas de Arroyito, entre ellos el presidente Horacio Usandizaga, la admiración no sólo la podían sostener en números, sino que la recreaban con anécdotas y emociones, pero por sobre todo con algunas de las tantas imágenes que dejó a su paso goleador por el club. Razones al margen, para todos Mario Alberto Kempes fue el mejor jugador que se calzara la auriazul en la centenaria historia del club. 

Y  el Matador volvió a Arroyito para recoger más ovaciones: "Para mí fue el mejor jugador que dio el país en toda su historia. Y saben ustedes con quién lo estoy comparando", desafío el Vasco al presentar "al cordobés" como "embajador" de Central en el extranjero.

Uno de los afiches que ilustraban el Salón de Vip del Gigante de Arroyito hablaba de sus goles con la piqué de bastones azul y amarillo: 89 en campeonatos nacionales y 16 en certámenes internacionales, marca que registró en apenas dos años de paso por el club. "Nos crispábamos las manos para aplaudirlo en cada gol, y no nos cansábamos de mirar al cielo para agradecer que jugara para nosotros", evocó Usandizaga. 

Del otro del recinto otras imágenes gigantes hablaban de su oficio: el gol, al que celebraba distintivamente con los brazos bien erguidos y las palmas abiertas. Apuñados en un costado, sin afán de robar protagonismo, estaban Carlos Timoteo Griguol, Aldo Pedro Poy, Marcelo Pagani, José Aurelio Pascuttini, Angel Zof, todos presentes para esperar el hombre de Bell Ville. "No me canso de sorprenderme por el cariño que me tiene la gente de Central", esbozó Kempes, luego de ingresar al salón abrazado por un ráfaga de aplausos.


"Vuelvo a un club que me dio todo, Central es el más grande. He dado tantas vueltas por el mundo que ahora tengo la posibilidad de darle una mano a un club que me dio una gran mano a mí, porque me dio la posibilidad de hacerme conocer en Argentina y también del otro lado del charco", expresó Kempes al ser presentado por Usandizaga. 

"Vamos a intentar que Central también sea conocido a nivel internacional. Vamos a tratar de sacarle provecho a los contactos que uno cosechó por el mundo luego de tanto tiempo, y qué mejor que sea para Central", precisó el Matador. "Voy a ser una especia de embajador de Central en el exterior para devolverle al club algo de todo lo que me dio. Ya no puedo ponerme el pantalón corto, pero aún quiero ayudar a Central, y quizás recorriendo el país también se puede mostrar todo lo bueno que está haciendo el club".


"Trabajamos para hacer de Central un club más grande, poderoso, que gane campeonatos y muchos, y el 'guaso', como lo conocen algunos, nos va a ayudar", resaltó Usandizaga, quien se dio el gusto de recuperar "al ídolo": "Me dio tantas alegrías que es una satisfacción muy grande para nosotros tenerlo de vuelta al club. Si hasta recuerdo aquel día de la primavera de 1975 que le ganamos a nuestro tradicional rival por 3 a 0 con tres goles del Matador", rescató el Vasco, dejando una pausa para que Kempes continúe con el recuerdo. Pero a "Marito" las loas lo incomodan: "Bueno, está bien, le agradezco mucho", atinó a responder cuando un hincha se deshizo de adjetivos.

"Tuve un diálogo muy lindo con Horacio (Usandizaga) cuando me llamó y nos pusimos de acuerdo muy rápido. Me dan la oportunidad de volver a Rosario y yo estoy muy contento por esto", rescató el ídolo de los setenta. "Todos saben que esta dirigencia está circunstancialmente en el club. Central es de todos los socios. Kempes es también de todos los centralistas. Y está de nuevo con nosotros", enfatizó Usandizaga. Y para su tranquilidad luego le pasó el bolígrafo al Matador para que rubrique su contrato.

Fuente : www.pagina12.com.ar | Por Alejo Diz

viernes, 14 de agosto de 2015

Argentina , Junio 29, 1982, World Cup España


Argentina: (arriba)Daniel Alberto Passarella, Jorge Mario Olguín, Luis Adolfo Galván, Mario Alberto Kempes, Alberto César Tarantini, Ubaldo Matildo Fillol.
(abajo) Américo Rubén Gallego, Osvaldo Cesar Ardiles, Ramon Angel Diaz, Diego Armando Maradona, Daniel Ricardo Bertoni

jueves, 13 de agosto de 2015

Kempes: "Mi ´senyera´ era de algodón del duro, pero si pesaba era porque llevaba en la espalda a toda mi hinchada"


Kempes: "Mi ´senyera´ era de algodón del duro, 
pero si pesaba era porque llevaba en la espalda a toda mi hinchada"

#Zurdos #DíaInternacionaldelZurdo #NoDigaGolDigaKempes #ElMatador @ESPNMarioKempes


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#ElMatador @ESPNMarioKempes

miércoles, 12 de agosto de 2015

Hoy hace 39 años que @ESPNMarioKempes firmó por el VCF



El argentino dejó el invierno austral y se plantó en el ferragosto valenciano


El nombre. Mario Kempes. Sonaba bien. Al principio fue sólo eso. Un nombre llamativo. Las escasas referencias procedentes de Argentina aumentaban las expectativas: 'El Matador', así le conocían. Algunos, pocos, presumían, en aquella Valencia de mediados de los setenta, de conseguir 'El Gráfico', la biblia del fútbol argentino en la que se ensalzaba la irrupción de un zurdo cordobés que con 19 años ya se había consagrado en la catedral de Wembley. Dos goles a Inglaterra en su feudo tradicional. Aquella era una sociedad sin globalizar, sin acceso a imágenes lejanas; por ello, 'El Gráfico' se convertía un preciado tesoro, una publicación de culto de la que oíamos hablar con devoción a sus afortunados lectores. De esas páginas también salió una frase que no tardó en ser leyenda: «No diga Kempes, diga gol», que sufrió modificaciones con el paso del tiempo hasta confundir a quienes la pronunciaban. El orden de los factores no altera el producto: gol.



Otros, menos pudientes y snobs, sin posibilidad de ojear la prestigiosa revista editada en Buenos Aires, hacíamos esfuerzos por recordar al Kempes del Mundial del 74, pero la memoria en blanco y negro siempre nos conducía sin remedio a la imagen de un arrebatado Houseman batiendo la puerta italiana. Ni rastro de Kempes que seguía siendo un apellido bisílabo y armónico, nada más. En aquella selección albiceleste los aficionados seguíamos con interés a los representantes de nuestra liga: Carnevalli portero de Las Palmas, al que más tarde se añadirían Wolf y Brindisi; Ayala y Heredia del Atlético. Mario Kempes jugó como titular todos los partidos pero no consiguió marcar. 

Dos años después de aquel torneo, se estaba gestando un Valencia rutilante. Pasieguito tenía órdenes claras del presidente Ramos Costa: fichar a Rainer Bonhof como fuera. El problema es que el alemán se negaba salir de su país hasta después del Mundial del 78 donde los germanos defenderían el título. Hombre previsor, Pasiego tenía un plan K. Un comodín en la manga. El secretario técnico se fue a Argentina con una idea entre ceja y ceja: fichar a Mario Alberto Kempes que jugaba en Rosario Central. «Cuando a un jugador del interior lo destacan tanto en 'El Gráfico' será por algo».



Allí contactó con Aguirre Suárez, el terrible zaguero del Granada que lesionó a Forment, integrante de aquel Estudiantes de La Plata que sembró el terror antes de recalar en España. Algunos delanteros de la época hacían todo lo posible por no verse las caras con él y, sospechosamente, sufrían contracturas días antes de viajar a Los Cármenes. Pero lo cierto es que Aguirre Suárez, que había estado bajo las órdenes de Pasieguito en la ciudad de La Alhambra, se convirtió en un aliado para cerrar un traspaso que se complicó hasta el punto de precisar de una votación entre los compromisarios del club 'canalla' de Rosario. 

Y Kempes dejó el invierno austral y se plantó en el ferragosto valenciano. 16 de agosto de 1976. Su puesta de largo. Fiasco. Los anfitriones eliminados del Naranja por unos rusos que jugaron como si les fuera la vida. Ya lo decía Di Stéfano: nada de equipos comunistas en verano que nos retratan. Lo dijo cuando el Spartak de Moscú le marcó 5 goles al tierno conjunto de La Saeta en Mestalla sin despeinarse. Volvamos a Kempes. Todos conocen la historia: falló un penalti como guinda a su desastrosa presentación.



Dos días después volvió al escenario. Segunda oportunidad. Derrota con el Hércules acompañada de un aguacero que compuso un paisaje desolador. A continuación vino el inevitable juicio y, por supuesto, la condena: vaya petardo. Su avalista hubo de dar las pertinentes explicaciones ante la superioridad. Pasieguito no daba crédito ante la evidencia de lo que parecía un error mayúsculo. 

Empieza la liga. La grada al acecho. Primer domingo de septiembre, horario clásico de Mestalla: a las 22.30 horas, sin televisión y sin Tebas. Puesta de largo oficial del gran Valencia que va a comerse el mundo bajo la batuta de Heriberto Herrera. Enfrente, el Celta, los gallegos, que han recuperado la categoría tras una campaña en segunda, destilan oficio y aguantan sin grandes apuros el primer tiempo

.

Los locales ofrecen una imagen mejorada, van de menos a más. Tras el descanso, los goles. Ambos de Kempes. El primero de cabeza, sobre la marcha, un giro de cuello hacia el primer palo que sorprende a sus rivales y a Fenoy, el portero, un compatriota suyo que lo conocía bien. Los defensas no atendieron sus instrucciones y cuando reaccionaron el balón ya estaba dentro. Fue el primer gol de Kempes. El primero de una larga lista. Poco después llegó el segundo, pared en la frontal del área con el 'Lobo' Diarte, visto y no visto, tres toques, pasa el balón, se lo devuelve el paraguayo en profundidad y la locura. Marito, que con el interior del pie izquierdo ajusta el remate final, se va hacia la grada del fondo norte, se arrodilla y alza los brazos. Nace el mito. 


Paco Lloret

 fuente:valenciacf.lasprovincias.es

lunes, 10 de agosto de 2015

Mario Kempes "El lMatador" "Goles en Rosario Central" donde es Máximo Goleador de la historia del club.



 Goles en Rosario Central" donde es Máximo Goleador de la historia del club.

domingo, 9 de agosto de 2015

Mario Kempes ilusionado con el nuevo proyecto del Valencia C.F


El "Matador" con 2 futuros crack del Valencia C.F. foto: Mario Ocaña (Portero VCF Alevin)

sábado, 8 de agosto de 2015

"Este Valencia CF puede ser muy peligroso: los jóvenes tienen hambre"

Mario Kempes, ilusionado con el nuevo proyecto de su Valencia CF 

Mario Alberto Kempes ha hablado con VCFplay 48 horas antes de la puesta de largo oficial del Valencia CF. Al 'Matador' le ilusiona la plantilla 15.16 por esa combinación de juventud y veteranía, y cree que Nuno tiene bien preparado al equipo para afrontar los grandes retos de la nueva temporada. El más inmediato, la clasificación para la Champions League. Este viernes se conocerá en Nyon al rival en un sorteo en el que Kempes asistirá como Embajador Internacional del Valencia CF. 


fuente; www.valenciacf.com Fotografías de Lázaro de la Peña.