viernes, 28 de mayo de 2021

«Nos dejó a todos con la boca abierta»

Los excompañeros de Kempes en el Hércules recuerdan su calidad y ensalzan su humanidad antes del homenaje que le tributa INFORMACIÓN este sábado en el Rico Pérez 

 por Ramón Pérez



Alineación del 5-2 al Celta en la 85-86: Espinosa, Cartagena, Puncho, Botella, Kempes, Juan Carlos, Reces, Bakero, Kike, Carlos y Parra.

 José Torregrosa, presidente del Hércules, se desplazó a Valencia en diciembre de 1984 para sacar a Kempes del ostracismo y de las pistas de fútbol sala y utilizarlo de reclamo para una temporada que comenzaba a coger mal color. Con Torregrosa viajó el entonces técnico del club, Carlos Jurado, al que Kempes le pidió una única condición: «Si voy es para jugar de 10, no quiero que me den tantas patadas de delantero». Dicho y hecho. 

El fichaje por el Hércules de Kempes, campeón y máximo goleador del Mundial de 1978, era toda una realidad. Su participación se esperaba como agua de mayo y su debut se produjo antes incluso de terminar el año. Aunque el último encuentro había sido un meritorio empate a dos contra el Real Madrid, Jurado llegaba a la cita asfixiado tras 10 jornadas consecutivas sin ganar. El 23 de diciembre de 1984 alineó de inicio a Kempes en la visita a Alicante del Zaragoza. 




 «Nos sorprendió como mucho cuando nos enteramos de que venía, pero más todavía cuando vimos que venía tan bien», recuerda hoy Reces, integrante de aquella plantilla del Hércules. «Tenía toda la calidad del mundo, pero su estado física era una incógnita porque venía de jugar al fútbol sala y nos dejó con la boca abierta», apunta el exfutbolista.

 En su primera temporada su fútbol ayudó a que el Hércules se mantuviera en Primera, no sin dificultad, pues la permanencia se conseguiría tras la célebre victoria en el Bernabéu con gol de Sanabria. Sin embargo, entre los compañeros caló más hondo incluso su humanidad. «Me gustó incluso más el tipo de persona que era», explica Pascual Luna Parra. «Nunca actuó con superioridad, como jugador era un monstruo, pero es que como persona era igual o mejor», recuerda el alicantino José Vicente Ramos.

fuente: Informacion-es (Alicante)

martes, 18 de mayo de 2021

Mayo 18 de 1974: Kempes rompe la red en "El Parque de los Principes"

 


18/05/1974 Francia 1 - Argentina 1 (Mario Kempes) - Amistoso internacional Árbitro: Jan Keizer Estadio: Parque de los Príncipes (París - Francia)


Mario Alberto Kempes (19) autor del Gol de la victoria Argentina.




Argentina: (arriba) Glarìa, Bargas, Sa, Carbevali, Perfumo y Telch. 
 (abajo) Balbuena, Brindisi, Kempes, Squeo y Houseman

jueves, 13 de mayo de 2021

KEMPES, EL SEÑOR DEL FÚTBOL...

Mario Alberto Kempes "El Matador" 

KEMPES, EL SEÑOR DEL FÚTBOL...

Por Eliseo Trillini


El partido ante la Selección del Sur era la excusa perfecta para presentar nuevamente ante su público al jugador más esperado previo al Mundial ’78. Regresaba Mario de España para ponerse la celeste y blanca y todos estábamos ansiosos y felices. Era la recta final hacia lo que sería la inolvidable consagración en el Monumental.

No podíamos faltar. Por eso, la orden que recibimos de los jefes del diario El País en la Noticia fue contundente: “viajás a cubrir ese cotejo pero tenés que traer una nota con Kempes”. No había excusas ni justificativos. La inversión tenía un solo objetivo.

El vuelo de ida se complicó, tanto para los periodistas como para la Selección. La espesa niebla demoró más de la cuenta la llegada a Bahia Blanca y casi todos arribamos sobre la hora.
Fue imposible ir al hotel y conversar con el cordobés. En la cancha, luego de la goleada, en unos vestuarios precarios y atestados de colegas y curiosos, también fue una utopía acercarse al ídolo. Nos quedaba sólo la oportunidad que Mario baje al lobby del alojamiento. Eso tampoco ocurrió porque la orden del profesor Pizzarotti fue estricta: Nadie se mueve de sus habitaciones. La nota parecía esfumarse y ya se dibujaba en mi mente las caras del Negro Héctor Cardozo, Jorge Brisaboa y el resto de la Redacción cuando regresara a Rosario con las manos vacías.

No les podía fallar. Sin embargo, al que insiste Dios lo ayuda y apareció el milagro. Bajó Houseman y le pregunté por el número de la habitación de Mario. El Hueso, otro humilde fenomenal, me pasó el dato. Me escubíllé por las escaleras y con todo atrevimiento golpee la puerta. Abrió el “Guaso” y preguntó: “¿quién sos vos, qué hacés aquí?”. Nervioso respondí: “Mario, soy de Rosario, me manda un amigo tuyo, Jorge Balbo (compañero del diario), necesito sí o sí una nota con vos”. Abrió sin problemas y luego de preguntarme por Jorge nos dispusimos a realizar la entrevista.

La cuestión no sería sencilla y lo que seguiría es digno de un cuento tragicómico.
Sobre la cama estaba descansando Humberto Bravo. Sólo cubierto con una toalla, recién terminaba de ducharse. Mario en calzoncillos. Así arrancamos el reportaje.

Segundos más tarde vuelven a golpear la puerta, era Pizzarotti, quien había escuchado voces fuertes. Preguntó desde el pasillo qué ocurría y le respondieron: “el sonido del televisor está alto”. Mario me hizo señas que pasemos al baño para evitar ruidos y mientras él se afeitaba y yo me acomodaba en el inodoro, papel y lápiz en mano, casi temblando, fue confeccionándose aquél reportaje que resultó histórico.
Era la primera vez que estaba frente a uno de los monstruos del fútbol, a quien también admiraba y que me terminó demostrando ser un fenómeno de persona.

Mario Kempes en el partido ante la Selección del Sur

Después llegó la gloria del Mundial ’78. A partir de allí nació una amistad y un respeto enorme hacia un tipo diferente, sencillo, humilde, amigo de sus amigos, quien en ese lluvioso y gélido atardecer bahiense me tendió un puente gigante para seguir el camino hacia mi consolidación periodística.

En 1994 en pleno suceso del programa Deportes de Primera por Cablehogar, Mario había sido invitado por los dirigentes de Central para un partido homenaje en el Gigante. Lo dejaron colgado. Sin hacer escándalos, fiel a su estilo, estaba dispuesto a retornar a Córdoba. Tuvimos la idea de llamarlo y ofrecerle nosotros armar un encuentro con sus ex compañeros auriazules ante un equipo de periodistas. Mario aceptó y aquella noche en el estadio cubierto de Provincial hasta nos dimos el gusto de enfrentar a quien, en mi humilde opinión, fue un grande entre los grandes.
Ni la sangre inocente derramada por los militares asesinos que gobernaron el país en el ’78 mancharon el esplendor y la decencia de un fenómeno: Mario Alberto Kempes.


 Mario Alberto Kempes y Eliseo Trillini