viernes, 31 de julio de 2015

Kempes y la Ilusión Mundial: Argentina Argentina 2 Polonia 0 en el Mundial 1978

Segunda Vuelta Final - Grupo B - 14 de Junio de 1978 

  • Hora de comienzo: 19:15 
  • Estadio: Rosario Central (Rosario - Santa Fe) 
  • Árbitro: Ulf Eriksson (Suecia) - Árbitro asistente 1: Jaffar Namdar (Irán)  
  • Árbitro asistente2:Tesfaye Gebreyesus (Etiopía)
  • Espectadores: 37091






El momento de los himnos (El Gráfico)


Síntesis

  

Match completo


Aún rodeado de adversarios, Mario Kempes recordó sus mejores jornadas en Rosario Central 
y mostró toda su categoría de gran jugador 

Mas que jugar luchamos y sufrimos, pero... 
Cada vez estamos más cerca 
Por Juvenal 
El Gráfico - Edición Extra 15 de junio de 1978 

Realmente uno no gana para satisfacciones y sustos con este equipo argentino que, pese a todos sus problemas, no solo ganó su primer partido de la segunda vuelta sino que está cada vez más cerca de su objetivo: llegar la final de la Copa del Mundo. Su triunfo de Rosario tuvo el mismo clima electrizante del que selló Luque hace una semana contra Francia. Y paralelamente, nos volvió a sumir en un mar de dudas. Porque ganó en base a merecimientos propios, pero dando ventajas y cometiendo errores que bien pudieron costarnos el partido. Nos es fácil determinar en qué medida nos ayuda y nos desampara la suerte. Por que si pensamos que Fillol atajó un penal que significaba el empate, que Lato se perdió un gol hecho tras una gran jugada de Boniek, o que el árbitro Ulf Ericsson ignoró un foul penal cometido por Passsarella, todo eso cuando solo teníamos un gol de ventaja, es para admitir que Argentina tuvo mucha fortuna en su encuentro ante Polonia. Sin embargo en el balance general de situaciones claras de gol tenemos superioridad indiscutible. Porque Bertoni desperdició dos remates que normalmente mete, desde muy cerca, uno en cada tiempo. Gallego se llevó prácticamente por delante la pelota cuando entró a buscar un tiro libre de Bertoni y la desvió casi desde el área chica. Houseman estrelló en las piernas de Tomaszewski otra pelota de gol al recibir un pase de Villa que lo dejó solo para convertir. Sobre la horta, Kempes desvió un zurdazo a quemarropa que veíamos adentro. Y a Kempes lo voltearon varias veces, cuando tenía y no tenía la pelota, sin que el juez cobrase nada. Quiere decir que tuvimos y nos faltó suerte. Que creamos las situaciones para ganar, convertimos las necesarias y nuestro arquero salvó lo que pudo ser empate polaco. No cabe discusión sobre la justicia del triunfo. Pero, una vez más, debemos recaer en la crítica de nuestros errores, que fueron muchos, repetidos y tan serios que, ignorarlos, sería algo así como jugar a la ruleta rusa.


Secuencia a-b-c: Minuto 15. Lo mejor de nuestro equipo hasta ese momento culmina en la red de Polonia y el estadio de Rosario Central estalla en mil pedazos. Olguín cortina a Houseman sobre la derecha y tras dejar a un rival en el camino, René busca a Ardiles. El cordobés cruza el pelotazo a la izquierda para Bertoni, quien engancha hacia adentro y saca el centro con el pie derecho. Cerca del áera chica, entra Kempes y aplica el frentazo al palo más próximo, el derecho de Tomaszewski. Cuando el arquero va a a buscarla la pelota está en la red y Argentina gana 1 a 0 (Fotos y texto: El Gráfico)


Bertoni (quien lució recuperado, mostrando mayor potencia y ganas que en los encuentros anteriores) y Kempes festejan el primer tanto, en esta excelente imagen de la revista El Gráfico 

El planteo

Posicionalmente, como planteo de juego, nos gustó el equipo argentino. En los dos tiempos. Pero ese esquema que nos pareció acertado, sensato, adecuado a lo que exigían las circunstancias y el adversario, chocó frecuentemente con intérpretes que se olvidaban el libreto, mezclaban los papeles y asumían roles equivocados. Por ejemplo, la ubicación y el funcionamiento de Kempes fueron mucho más lógicos y acertados que en el partido contra Italia, donde quedó estampillado entre el "líbero" y el "stopper", sin posibilidades de recibir la pelota, darse vuelta y arrancar. Esta vez, Kempes se tiró atrás y a los costados para partir con pelota dominada. Y cuando Kempes arranca así, vuelve a ser Kempes. Hay que pararlo. Y es muy difícil. Tanto, que debieron hacerlo frecuentemente con foul. Además, Kempes es jugador para llegar al remate, no para estar adentro la posibilidad de rematar. Así marcó sus dos goles y pudo marcar otros dos, uno muy neto al final, de esos que no se pueden perder. Fue también correcta la misión de Gallego, tapando a Deyna cuando el capitán de Polonia pasaba la mitad de la cancha. Hubo momentos en que Passsarella cruzó con acierto por detrás de Olguín y Gallego relevó con total acierto a los marcadores centrales, y hasta a Tarantini, cuando cualquiera de ellos quedaba jugado y fuera de la conversación. Incluso la panorámica del equipo nos resultó positiva, con un planteo más conservador, sin regalar espacios, casi un 4-4-2 muy definido, similar al que adoptan casi todos los participantes de este torneo que salen a no dar ventajas. De esa forma, a partir del cabezazo de Kempes que nos puso en ventaja, Argentina podía manejar el trámite como lo había hecho Italia ante nosotros, dejándonos venir, ahogándonos la llegada y lanzando el contraataque con mucho espacio disponible a espaldas de nuestros volantes. Si a Italia le había resultado ese libreto, ¿por qué no podíamos usarlo en nuestro provecho frente a Polonia? Todo estaba dado para llevarlo a la práctica exitosamente. La reducción del terreno que debían defender los hombres de la última línea, la posibilidad de salir con pelota dominada y la presencia de atacantes netos que, enfrentando el objetivo y con campo disponible, pueden hacer temblar a cualquier defensa.

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Secuencia d-e-f: Minuto 37. Foul de Luis Galván casi sobre la línea de gol, a dos metros del área penal, para frenar a un rival que venía apretando a Olguín. Y del foul inútil sobreviene el innecesario peligro de gol. Tiró Deyna con pie derecho, en comba cerrada y pasada con respecto a la posición de Fillol. Retrocediendo, el arquero pierde la pelota y queda desarmado para enfrentar el cabezazo de Maculewicz. Frente al arco hay un polaco (Lato) y siete argentinos (de izquierda a derecha, Bertoni, Passarella, Gallego, Galván, Kempes en la línea del arco, Fillol, y Tarantini tomando el palo izquierdo). Cabecea el polaco y Kempes, jugando de arquero, la saco de un manotazo. Penal. Lo patea Deyna abajo, a la izquierda de Fillol. Y redimiéndose de su floja salida previa, Fillol ataja y retiene, evitando el empate (Texto y fotos: El Gráfico)


Ubaldo Fillol mantuvo un alto nivel a lo largo de la Copa, siendo su aporte decisivo en los momentos más difíciles del equipo (Enciclopedia Mundial del Fútbol - Tomo I - 1980) 

Los intérpretes

Pero todo libreto futbolístico vale en la medida que sus intérpretes lo cumplan en sus grandes y en sus pequeños detalles. Y los intérpretes del equipo argentino se fueron complicando la vida en los pequeños detalles de la interpretación. Así, Galván salió a achicar detrás de Olguín y en vez de ser dos que controlaban y anulaban a uno, eran dos que pagaban porque dejaban seguir la pelota y el hombre. Y no hablamos de gran jugada del adversario, como pudo ser la que hizo Boniek en el segundo tiempo, realmente magistral. Hablamos de situaciones sencillas, fáciles de resolver, en las que Olguín y Galván se gambeteaban a sí mismos. De ese modo, Gallego y Passarella chocaban en el aire por ir los dos a la misma pelota y se la servían a un contrario. Por eso, Tarantini fabricaba contraataques por complicar salidas claras, tratando de pasar por donde no se podía. Y así también, Tarantini arrancaba permanentemente tarde para cortar habilitaciones muy anunciadas hacia su lateral, de manera que nuca anticipaba a Lato y tampoco le quedaba el recurso de amagarle y replegarse achicando terreno, porque se había jugado en un anticipo con un 5 por ciento de posibilidades favorables contra 95 por ciento de negativas. Si Lato hubiera estado en su auténtico nivel, el que le conocimos en Alemania hace cuatro años, con las ventajas que le regaló Tarantini lo habríamos pasado muy mal... Y para colmo, no obstante lo que marcaba el libreto -replegarse ordenadamente, tapar espacios, acumular obstáculos en el propio terreno y salir con claridad al contraataque-, Valencia no rindió en ninguna de esas funciones: ni achicando espacios delante de Gallego y Tarantini, ni generando fútbol ofensivo.




Secuencia g-h-i - Minuto 71: El partido no está definido porque falta firmeza en el fondo argentino para absorber el ataque polaco. Hasta que Ardiles roba una pelota en media cancha y arma el contrataque a la manera de Ardiles. Sin largarla de primera hasta limpiar el terreno y asegurarse una recepción ventajosa. La lleva velozmente, arreándose a Zmuda, dejando en el suelo a Szymanowski y atrayéndose a Kasperczak. De ese modo libera a Kempes para que pueda recibirla sin problemas. Recién entonces la toca a la izquierda. Kempes la domina, hace pasar de largo a Maculewicz y de zurda fusila a Tomaszewski, definiendo a la manera de Kempes (Fotos g y h + texto: El Gráfico; foto i: archivo Olé) 

Lo rescatable

El ingreso de Villa por Valencia para la segunda etapa fue la mejor jugada de Menotti en la noche de Rosario. Con Villa cambió el panorama y hubo un intérprete adecuado a la idea prevista. Eso fue tal vez lo más rescatable de Argentina frente a Polonia, pese a que los errores defensivos siguieron manifestándose y complicándonos la vida sin necesidad. Kempes tuvo un compañero para arrancar, Ardiles tuvo un hombre en quien buscar la salida limpia de pelota y, a la vez, un colaborador en la lucha por la recuperación.Porque Villa, además de manejar criteriosamente el balón, se replegó tapando y sirviendo gente para el quite de Gallego o Passarella. La recuperación de Villa, Kempes y Ardiles fue lo mejor, lo más reconfortante como base de sustentación y refuerzo de esperanza para los partidos que vienen. Kempes, aunque se equivoque en tres de cada cinco intentos (esa fue la proporción contra Polonia) es un jugador importante, que pesa psicológicamente en el ánimo del adversario y puede definir partidos complicados como definió el de Rosario. Ardiles no puede hacerlo todo. Luchar atrás, armar en el medio, crear en tres cuartos de cancha y resolver arriba. Necesita colaboración para su ir y venir constante, tenaz, inteligente. Y encontró ese colaborador en Villa, en Kempes y también en Bertoni, aunque este último se haya quedado más en intenciones que en realizaciones concretas. A través de individualidades, el buen esquema previsto terminó en victoria. Sin embargo, al esquema le siguen fallando los intérpretes del fondo, quienes parecen empeñados en agrandar contrarios con los errores casi infantiles que cometen en situaciones sin ningún riesgo, sin ninguna complicación. Por eso, la euforia vivida en Rosario, la inmensa alegría de la gente, la sensación de que no estamos tan lejos del objetivo, no consiguen hacernos olvidar que volvimos a ganar sufriendo. Las fotos pertenecientes a El Gráfico y publicadas en esta entrada pertenecen a: Forte, Abaca, Alfieri (padre e hijo), Speranza, Maffuche, Ricardo López, Prego, Dopazo, La Penna, Remon, Higinio González, Boeri y Amato.



Fuente: ilusion-mundial.blogspot.com.ar

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