por PACO LLORET (@pacolloret_)
La remodelación del campo consistía en un desdoblamiento de la grada preferente numerada y las de ambos fondos. La tribuna y el anfiteatro se mantenían con la misma estructura pero se suprimían las clásicas sillas artesanales que tanto llamaban la atención de los foráneos y se sustituían por las butacas de plástico. El Mundial que España iba a organizar cuatro años después fue el pretexto para emprender con sobrada antelación los trabajos que se desarrollaron en apenas tres meses y que permitieron en agosto la celebración del trofeo Valencia-Naranja. Las butacas de plástico se habían puesto de moda, eran un símbolo de comodidad más acorde con los nuevos tiempos. Se aprovechó también para mejorar los accesos de los espectadores a sus localidades. Los angostos vomitorios de los sectores más bajos fueron ampliados. Una necesidad que evitaba las colas y las aglomeraciones. Sin embargo, Mestalla perdió el encanto de su imagen clásica, la de esa grada vertical cuyo inverosímil ángulo de inclinación convertía al feudo valencianista en un escenario que impactaba por un diseño único.
El Valencia intentó que el encuentro frente al Real Betis se adelantara a la noche del sábado y se jugara con el tradicional horario de las diez y media porque consideraba que la afluencia de espectadores sería superior al coincidir la fecha en el puente festivo del 1 de mayo. A lo largo de ese ejercicio, más de la mitad de los partidos ligueros celebrados en Mestalla fueron nocturnos. Por entonces los clubes disponían de la facultad de elegir la hora de inicio de los encuentros. La Federación Española de Fútbol determinó que todos los partidos debían disputarse el domingo a las cinco de la tarde puesto que en los nueve campos de primera división había objetivos por decidir y trató de evitar suspicacias. Sin embargo, una semana después, algunos equipos que se enfrentaban entre sí y a los que beneficiaba el empate escenificaran el consabido tongo que les libraba a ambos de perder la categoría en perjuicio de terceros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario