Carrete, Botubot, Arias, Castellanos, Kempes, Manzanedo,
Felman, Cabral,
Diarte, Saura y Palmer. / Emilio Viña
PACO LLORET
@pacolloret_
El adiós al viejo Mestalla, el de las inolvidables sillas de madera y
enea, el de los históricos diez sectores de mampostería que empezaban
desde la esquina del Gol Gran con la tribuna y que rodeaban las tres
cuartas partes del terreno de juego hasta llegar al otro córner, el
del «Gol Xicotet», tuvo lugar el domingo 30 de abril de 1978. El
próximo lunes se cumplirán 40 años del último partido jugado en aquel
campo nacido por fases a mediados de los años cincuenta. Bajo el
rimbombante nombre de «El Gran Mestalla», el renovado feudo
valencianista vio llegar la iluminación artificial, apareció en
televisión, sufrió los efectos devastadores de una riada y se asomó por
primera vez a Europa. Una caldera de pasiones a ritmo de traca, a la
que le pusieron vallas y que se alteraba con las incidencias reflejada
en el marcador Dardo. En ese entrañable campo de Mestalla se
escribieron algunos momentos memorables de la casi centenaria vida del
Valencia.
La última función estuvo marcada por varias singularidades. Mario
Kempes jugó su último partido en Valencia antes de enrolarse con la
selección de su país que semanas después iba a ganar el Mundial
gracias, fundamentalmente, a los goles del Matador. El argentino logró
tres tantos aquella tarde de despedidas ante el Betis. Hasta entonces
había marcado goles de uno en uno, a pares y hasta en dos encuentros
llegó a conseguir el póquer: frente el Hércules y el Rayo Vallecano.
Aquel fue su primer triplete. Por otro lado Kempes alcanzaba la cifra
de 28 goles que le aseguraban la conquista del segundo trofeo Pichichi
por delante de Santillana y de Rubén Cano. Desde la campaña 56-57,
cuando Di Stéfano logró 31 tantos en 30 encuentros, ningún futbolista
había alcanzado un registro goleador tan elevado. El otro gol de los
locales fue conseguido por Palmer, un lateral zurdo procedente del
Burgos, que Marcel Domingo, el entrenador valencianista, se había
traído desde El Plantío junto al portero Manzanedo y el centrocampista
Cabral
La victoria por 4-2 ante los béticos aseguró el regreso del Valencia a los torneos continentales después de un lustro de ausencia. Al acabar esa jornada, penúltima de la temporada 77-78, el conjunto de Mestalla ascendía a la segunda posición de la tabla, empatado a puntos con el Barça, ante el que se iba a medir en la siguiente jornada, la que cerraba el campeonato para decidir el subcampeonato. El Betis llegó a Mestalla con el agua al cuello porque se iba camino de segunda pese a que un año antes se había proclamado campeón de la Copa del Rey y había tomado parte de la Recopa, torneo en el que había eliminado al Milán a las primeras de cambio. El 'Curro-Betis' en estado puro. Una semana después se confirmó su descenso. El Valencia había protagonizado un tramo final liguero notable. Como solía decir Luis Aragonés, las diez jornadas finales son las que dictan sentencia. Así fue. Cinco victorias consecutivas en casa, dos a domicilio, en Salamanca y Elche, junto a un par de meritorios empates en Sarrià y Atocha metieron a los valencianistas con autoridad en la Copa de la UEFA.
fuente: http://www.lasprovincias.es/valenciacf/ultima-tarde-viejo-20180428005222-ntvo.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario