martes, 28 de abril de 2020

El dia que Rosario fue la Selección Nacional

Capurro,Biasutto, Pavoni, M.Killer, Carlovich y J.J. Gonzalez.(arriba) Robles, Obberti, Aimar, Zanabria, y Kempes.(abajo)


El dìa que Rosario fuè la Selecciòn Nacional.
por Manuel Tabares

Año 1974, noche templada, ideal para ver fútbol, al menos para aquéllos que nos apasionamos con éste deporte.
Escenario, la cancha de Newell's. La cita convocante, la selección nacional a poco de participar en el Mundial de Alemania.
Lleno total, la expectativa igual. La esperanza de que Rosario fuera digno rival, un poco menos, ya que los muchachos se iban a juntar en el vestario. Pero nos equivocamos.
Desde el comienzo mismo, los dirigidos por Griguol y Montes impusieron el ritmo. Ganaron la zona más estratégica del campo: la mitad.
La implacable marca del Cai Aimar, encargado de anular a Aldo Pedro Poy, a quien conocia bien por ser compañeros en Central. Luego el delantero diria: "Lo miré varias.veces y le dije, "es un amistoso, afloja un poco. No me hizo caso"

Y párrafo aparte para la gran figura de la cancha. El "Trinche" Tomás Felipe Carlovich. No dejó de mostrar un lujo en cada pelota que tuvo en sus pies, especialmente en el zurdo. Cada una de sus jugadas arrancaba un Olee de las tribunas.
Recuerdo uno de sus lujos, recibe una pelota de aire, la bajó como el mejor. Lo salió a atorar Carlos Squeo, el mediocampista central de la selección nacional. Le metió un caño. Cuando Squeo se dio vuelta para impedir que el "Trinche" siguiera su camino, le hizo otro caño. Ya el olee, la ovación eran para que bajaran la persiana y cerraran la cancha.


Y el otro integrante de la mitad rosarina, nada más y nada menos que Mario Nicasio Zanabria, dueño de una zurda prodigiosa. Colocando pases milimetricos para que los tres de arriba, Robles, Obberti y Kempes, en cada incursion dejaran en los espectadores la sensación del gol.
Los tres goleadores con disimiles caracteristicas. Robles con gambeta y desborde. Obberti con toque suave a la red, lejos del arquero. Kempes con la fuerza arrolladora que le valió el mote de "Matador".
Los cuatro de abajo, Gonzalez, Pavoni, Capurro y Mario Killer, infranqueables. Con el agregado de las sorpresivas subidas de los laterales.
De Carlos Biassuto, solamente digo fue un muy buen arquero. De esa noche nada para señalar. Fue un espectador de lujo.

Hoy en dia las estadisticas televisivas cuentan de los porcentajes de posesion de pelota. Si por entonces hubiera existido eso, dirian Rosario 95 por ciento.
Como lo dice el hincha común. Fue un verdadero baile.
Desde el palco de prensa observé a mucha gente llorando de emoción. Eufórica por el espectáculo brindado por los muchachos de Rosario. El retiro de la selección nacional fue acompañado por abucheos y un coro de silbidos.

Si tuviera que graficar cada jugada de ese primer tiempo, no me alcanzaria una revista.
 Antes de iniciarse el complemento, el triunvirato que dirigia al seleccionado nacional, le pidió a la dupla de los rosarinos que por favor le cambiara el equipo para emparejar la cosa. Asi ocurrió. No fue lo mismo en cuanto al funcionamiento, pero asi y todo, Rosario siguió siendo superior.
Noche inolvidable de futbol. Esa demostración le valió a dos jugadores la convocatoria para el Mundial. Para Aimar y Kempes. El primero no pudo por una lesion y el otro, luego de ese mediocre mundial argentino, mostró sus credenciales en el siguiente torneo intercontinental. Goleador, genio y figura.

De ese partido en la calurosa noche rosarina ya han pasado 46 años y aún está vivo en la retina de quienes tuvimos la suerte de verlo.


Selecciòn de Rosario 3 ( Gonzalez,Obertti , Kempes) Selecciòn Argentina 1 (Poy)
Abril 17 de 1974 | Estadio Newells`s Old Boys. (Rosario)

lunes, 13 de abril de 2020

El bigote maldito - Odio Eterno al fùtbol Moderno


Por Odio Eterno al fùtbol Moderno Hasta 1978 Argentina, un país donde el fútbol desata más que pasiones, tan sólo había llegado en una ocasión a la final de la Copa del Mundo. Fue en la primera edición disputada en 1930 en casa de su vecino Uruguay. Cayeron 4-2 ante un equipo que había conquistado dos Juegos Olímpicos consecutivos, considerados antes de la irrupción del Mundial como el máximo torneo a nivel de selecciones. Ahora les tocaba organizar un campeonato marcado por la dictadura militar que padecía el país. César Luis Menotti, un hombre que no ocultaba su ideología de izquierdas era el encargado de llevar a sus pupilos de la albiceleste hacia la gloria.
Todo el país clamó contra el técnico rosarino cuando decidió dejar fuera de la convocatoria a una joven perla de apenas 17 años que despuntaba en Argentinos Juniors. Diego Armando Maradona. Diego se tomaría su particular venganza bordándolo un año después en el Mundial juvenil de Japón y aún más sonada sería su extraordinaria actuación en México ’86. Entre los 22 convocados si estaba un joven goleador que un año antes había fichado por el Valencia CF, tras vestir la camiseta de Instituto de Córdoba y Rosario Central. Mario Alberto Kempes. Ya había sido dos veces máximo goleador en el Campeonato Argentino y otras dos Pichichi de la Liga. Un goleador voraz “El Matador” Gafado Los jugadores y cuerpo técnico se aislaron del tenso clima social y las barbaries que estaba cometiendo la dictadura con un único objetivo. Ganar y llevar un poco de alegría a su pueblo. El 2 de junio de 1978 debutaba Argentina en “su” torneo con llenazo en el Estadio Monumental. En los primeros partidos. un equipo diseñado para ganar tuvo muchos problemas para marcar y sacar los partidos adelante.
Ganaron 2-1 a Hungría. Idéntico resultado ante Francia y cayeron por la mínima frente a Italia. Resultado que les mandaba a jugar la segunda fase a Rosario. Hasta ese momento los cuatro tantos de la albiceleste habían sido obra de Leopoldo Luque (2), Daniel Bertoni y Daniel Passarella de penalti. De “El Matador” ni rastro, pese a no haberse perdido ni uno solo de los 270 minutos disputados por su equipo.
¡Mario, aféitese! Antes del primer duelo de la segunda fase que enfrentaba a la anfitriona contra la dura Polonia de Boniek, Lato y compañía, el técnico apartó a su goleador y le dijo lo siguiente: Mario, si en Valencia juega sin barba ni bigote ¿por qué no se afeita de una vez en Rosario y se acuerda de hacer goles? Desde ese momento Kempes se afeitó antes de cada partido. El bigote de Kempes desapareció y comenzaron a llegar los goles del “10”. Puso fin a su sequía con un cabezazo en el minuto 16 del encuentro frente a los polacos. No quedó saciado y repitió con un zurdazo en el 71’. El bigote maldito se había esfumado y Kempes ya no iba a parar marcar. El empate sin goles ante Brasil y la victoria 3-1 de los carioca contra Polonia obligaba a los argentinos a meter 4 a Perú, en uno de los partidos más polémicos de la historia. Su selección le necesitaba y “El Matador” volvió a aparecer. Otro doblete en el 6-0 contra “La Blanquirroja”. Kempes abrió el marcador en el 21’ culminando una gran jugada. En el 48’ puso a un solo gol el objetivo de su equipo resolviendo una jugada en el área pequeña. Tarantini, Luque y Houseman se unieron al festival goleador y lograron la clasificación para la final 48 años después.
Para mi las naranjas En el Monumental de Buenos Aires tendrían enfrente al equipo de moda. La «Naranja Mecánica”, finalista 4 años antes. No estaba su estrella Johan Cruyff, pero seguían siendo un equipo temible con los Rep, Resenbrink, Neeskens y compañía. Kempes ya acostumbrado a saborear los cítricos valencianos se merendó a Holanda aquella tarde invernal del 25 de junio de 1978.
En el minuto 38 abrió el marcador. Gana la partida a su marcador y bate por bajo a Jongbloed. Dick Nanninga mandaría la final a la prórroga en los instantes finales. De nuevo iba a ser el imberbe Mario Kempes el héroe de su equipo. Tras una jugada embarullada el ariete remacha el balón al fondo de las mallas ante la oposición de dos zagueros holandeses. El delirio fue total cuando Bertoni rubricó la victoria albiceleste a cuatro minutos del final con una “Oranje” completamente volcada.
Argentina ya tenía su Mundial.. La desaparición de el bigote de Kempes había liberado su alma de killer. Nacía un nuevo héroe y 3.455 padres decidieron ese año llamar a su hijo Mario Alberto. En los tres primeros partidos no fue capaz de marcar. En los cuatro siguientes logró 6 tantos convirtiéndose en el máximo goleador del torneo. Los podéis ver todos recopilados en el siguiente vídeo. Por supuesto sin bigote fuente: Odio Eterno al fùtbol Moderno https://odioeternoalfutbolmoderno.es/el-bigote-maldito

sábado, 11 de abril de 2020

El grito del Matador

La crónica que reflejó La Capital hace a 45 años, cuando Kempes hizo el gol más querido en Central.

Rosario Central derrotó anoche a Newells Old Boys por un gol a cero en el cotejo definitorio del grupo uno de la Copa Libertadores de América y de esa manera logró el derecho de participar por primera vez en la ronda semifinal de la competencia continental. La ajustada diferencia que destacó el marcador final se observó también en el campo de juego ya que el conjunto vencedor solo justificó se conquista después del tanto convertido por Mario Kempes. Newell's Old Boys intentó recién buscar la igualdad pero careció de la reserva física necesaria y además tuvo frente a sí a una defensa serena y compacta que no ofreció ventajas.


Primer tiempo

Los primeros 45 minutos de este clásico que reunió la mayor expectativa de su historia, fueron jugados a un ritmo tan intenso que hizo temer por el caudal posterior de energías de sus protagonistas. Los 15 minutos iniciales ya marcaron las tendencias de ambas escuadras en cuanto a la celosa custodia de sus elementos bases. Así, era evidente que Daniel Killer seguía los pasos de Giachello; Aimar los de Zanabria y por el otro sector, Capurro no perdiendo pisada a las evoluciones de Cabral, que buscaba siempre la diagonal, mientras Rebottaro encimó a Kempes. Las vallas comenzaron a soportar apremios a los 2 minutos, originándose la primera situación de riesgo para Carrasco ante un córner servido por Kempes, invalidando la acción un evidente foul de Daniel Killer. Posteriormente al protestar Zanabria por un foul del defensor auriazul, el juez uruguayo le mostró tarjeta amarilla y sobre los 9 minutos rondó el peligro sobre el área de Newells cuando resueltamente Mario Killer alargó a Cabral y cuando éste buscaba el ángulo para el remate, llegó justo Ortiz para anticiparse y ceder a su arquero. Luego fue Danguise el que obligó a Pascuttini a ceder corner. Ejecutado por Zanabria, no pareció estar acertado Biasutto en su salida, pero el cabezazo de Valdano resultó desviado.

Segundo tiempo

Con una intensidad que pareció un calco de la etapa inicial, volvieron los equipos a la cancha sin ofrecer variantes en su alineación. Pese a que se mantenía la severidad en las marcas, se advertían algunas filtraciones, como por ejemplo la de Zavagno, cuando a los 3 minutos y sin rivales a la vista, tras un centro de Cabral, cabeceó deficientemente cuando era más fácil convertir que malograr. Hubo un claro penal no sancionado por el árbitro que se mostró bastante desacertado en sus fallos dejando jugar más de la cuenta.

Sobre los 13 minutos cometió violenta falta Mario Killer contra Danguise. Ejecutó el tiro libre Zanabria y Giachello no pudo sacar provecho al disparar deficientemente. Luego fue Kempes, que escapando permanentemente a la marca de Rebottaro, tocó rápido para Cabral, no llegando a tiempo el centrodelantero cuando se advertía una brecha entre los dos zagueros centrales del equipo rival.

Puede mencionarse como situación de riesgo para Biasutto un tiro libre que ejecutó Pavoni ligeramente desviado y a los 22 minutos se registra la mayor emoción cuando Rosario Central consigue ponerse en ventaja. Cabral, sobre la izquierda, hizo llegar la pelota al área por elevación, justo para la entrada de Kempes, que con toque suave se anticipó al desesperado esfuerzo de Carrasco.

De allí en más buscó Newell's Old Boys la paridad necesaria para seguir alentando esperanzas, pero no encontró resquicios ante una defensa que se multiplicaba y no medía los esfuerzos.

 A los 26 minutos exigió Picerni a Biasutto que elevó al corner. Luego fue Giachello, sobre la derecha, quién en precisa maniobra remató con fuerza dentro del área y Biasutto controló bastante exigido.

En los 10 minutos finales jugó su última carta Juan Carlos Montes al ordenar el ingreso de Ribeca y Berta por Picerni y Gallego respectivamente. Y en el bando contrario para aquietar el balón y reforzar la defensa, Mancinelli suplantó a Bóveda.

A los 41 minutos y como demostración de que Central no se daba por conforme con ese gol, hubo un cabezazo de Zavagno que dio en el poste y dentro de un final emotivo donde Rosario Central exhibió esa serenidad que le es característica en los momentos decisivos, justificó esa apretada diferencia en el marcador, que lo fue también en el campo de juego.


 fuente: https://www.lacapital.com.ar/ovacion/el-grito-del-matador-n2576942.html