Goleador y campeón del mundo con Argentina en 1978, Mario Alberto Kempes tuvo una carrera brillante que comenzó a desdibujarse a mediados de los años 80, cuando se marchó a Austria, comenzando el betocarranceo que terminaría una década más tarde en el fútbol de Indonesia. Antes de todo eso, cuando aún estaba en plenitud, tuvo la merecida posibilidad de jugar en la liga inglesa. Acá, el recuerdo de lo que no pudo ser.
Corría julio de 1984. Marito había terminado su segundo ciclo en el Valencia y esperaba continuar su carrera en Europa. Fue entonces que, a través de su gran amigo Osvaldo Ardiles (compañeros en Instituto y en la Selección) le surgió la chance de probarse (sí, probarse) en el Tottenham Hotspurs de Inglaterra.
.
Por aquellos días, el Pitón era una eminencia en el club de Londres, donde había conseguido dos FA Cup junto a Ricardo Villa. Sin embargo, Ricky se había ido y Ardiles necesitaba otro socio argentino, por eso sugirió la contratación del Matador.
Sin que se le cayera ningún anillo, Kempes aceptó la evaluación de los Spurs en un viaje de pretemporada por Suecia y Noruega, ante equipos de lo más falopa. En su debut, ante el Stjordal Blink, Marito hizo 3 goles (victoria 9 a 0) y los escandinavos no pararon de pedirle fotos. No podían creer que un jugador de su talla estuviera en esa gira, que también incluyó otros dos encuentros en los que el cordobés no pudo anotar.
Su cuarto partido con la camiseta blanca del Tottenham, el único que pudo disputar en Inglaterra, fue ante el Enfield. Ese día, los Spurs formaron con Clemence (Parks); Stevens (Brooke), Hughton, Roberts, Miller, Perryman (Thomas), Ardiles (Bowen), Kempes, Galvin, Hazard y Crooks. Demasiado para el modesto rival, que terminó perdiendo 7 a 0, con 4 goles de Crooks.
¿Y cuántos goles hizo Kempes? Ninguno, generando el comentario del 9 titular de ese equipo, Mark Falco: “Me sorprendió que Kempes no convirtiera, pero no creo que él tenga que probarse contra el Enfield”. Al Matador, se notaba, ya lo estaban haciendo a un lado.
La última chance del gran Mario fue ante el Niza, en otro amistoso en el que dejó su sello inconfundible. Medias bajas, gambeta y potencia, aunque no pudo convertir. ¿La rareza? Jugó con la 8 en la espalda.
Después de ese partido, a Kempes le dieron las gracias por todo, pero no le ofrecieron un contrato, así que tuvo que volver a España, donde firmaría para el Hércules de Alicante.
www.enunabaldoza.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario