El último partido de la temporada para Belgrano viene con desafío extra: llenar el Mario Kempes ante Colón, cuando puede confirmar su boleto a la Copa Sudamericana por tercera vez en su historia. Llenar los 57 mil lugares disponibles desvela a los dirigentes del Pirata, ansiosos por sumar una postal que se da muy de vez en cuando: la del Chateau repleto.
Uno de los motivos de alarde del hincha de Belgrano es que los celestes fueron los primeros en completar el máximo escenario cordobés, aunque con su anterior aforo de casi 47 mil espectadores. Fue en el mismo año de su inauguración, cuando aún estaba fresco el paso del Mundial por la capital cordobesa. El 13 de agosto de 1978 los cordobeses vivieron una jornada que se pareció mucho a un “bonus” extra: la visita del Valencia de España, con el atractivo de la presencia de Mario Kempes, goleador de la Copa del Mundo.
“Lo tuvo todo, hasta el gol del Kempes”, fue el título que le dedicó la revista El Gráfico, que ofreció amplia cobertura al encuentro, jugado en un marco impresionante, con tribunas colmadas, un hecho que colmó de orgullo a los dirigentes celestes, que apostaron fuerte para traer al conjunto español. Nobleza obliga: la presencia del “Matador” arrastró al mundialista a hinchas de todos los colores.
La desaparecida revista Goles, que le otorgó su tapa al encuentro, dio detalles “finos” acerca del negocio que se construía en base al fenómeno Kempes. “El empresario Ricardo Fuica, ex periodista deportivo hincha recalcitrante de Racing, fue el encargado de edificar esta novedosa iniciativa de producir espectáculos futbolísticos internacionales sin reposar un vértice de los mismos en Buenos Aires.
Él lo explica así: "‘Le ofrecí el negocio a los dirigentes de Racing y dudaron. Se perdieron, por lo menos, 10 mil millones de pesos. Al Valencia, Belgrano le paga 110 mil dólares por el partido y, además, el equipo cordobés se hace cargo de los gastos de estadía. Unos 300 millones más, en mano, moneda nacional. Ahora faltan los partidos del Valencia en Rosario y Mendoza. Después pienso traer al Juventus y al Sevilla, con el mismo itinerario’”.
La “fiebre” por ver a Kempes, desbordó las boleterías. Se reacudaron 224 millones de pesos, un equivalente a 269.069 dólares, que le dejó a la dirigencia celeste una ganancia limpia de unos 140 mil dólares, una fortuna para la época.
A su presencia se sumaba la del mundialista volante alemán Rainer Bonhof y, además, la de un par de esperados regresos al club de Alberdi: Bernardo Patricio Cos, que volvía a vestirse con la celeste después de seis años de experiencia europea, y Mario Roberto Carballo, quien llegó a préstamo desde Boca Juniors. Belgrano tenía la necesidad de un impacto que le devolviera el protagonismo, opacado por el gran momento del Talleres forjado por Amadeo Nuccetelli, y por su eliminación a manos de Racing de Nueva Italia para el Campeonato Nacional de ese año.
El partido fue lo de menos
La cuestión era volver a disfrutar de Kempes y sentir que Belgrano, golpeado, todavía era capaz de levantarse. Y vaya si lo hizo. Después de un primer tiempo equilibrado y sin goles, a los 14 minutos del segundo tiempo Enrique Viller puso en ventaja a la “B” para delirio de la multitud. Sin embargo, cuando la victoria parecía cristalizarse, a seis minutos del final llegó el empate del Valencia, aunque la conquista llegó con “anestesia” y poco dolor. Es que fue obra de Kempes, el dueño de la tarde, al que todos fueron a ver.
El Diario de Valencia, que cubrió el partido en el Chateau a través de un corresponsal, publicó al día siguiente que “aunque a priori se daba como favorito al Valencia de Kempes, como se le denomina por aquí, el Belgrano de Córdoba respondió muy bien a un cuadro que puso en juego a casi todas sus figuras”, mientras que aclaró que “en realidad (Valencia) no defraudó, pues aunque el juego, en muchas fases, no pasó de discreto, en otras ocasiones sí ofreció espectacularidad y brillantez al mover el balón unos y otros”.
“Podemos decir que el Valencia ha empezado con buen pie esta andadura por Argentina, iniciando su breve gira con un resultado aceptable, sobre todo acaparando la atención de los aficionados. Ni que decir tiene que el cartel del equipo español es fuerte en Argentina y que los Bonhof, Diarte, Solsona, Manzanedo y, sobre todo, el gancho de Marito Kempes, son toda una atracción”, remató el diario español.
Al final, todos salieron contentos. Porque Kempes, eje central de la reunión, cumplió con su cuota de gol, y porque Belgrano se negó a jugarla de partenaire y se plantó con autoridad ante su jerarquizado rival. De alguna manera, se “pirateó” la fiesta.
Gustavo Farías Periodista de Mundo
fuente:http://mundod.lavoz.com.ar/futbol/la-primera-vez-que-el-estadio-chateau-carreras-lucio-repleto
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